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“La lucha de emancipación de la mujer proletaria no puede ser una lucha similar a la que desarrolla la mujer burguesa contra el hombre de su clase; por el contrario, la suya es una lucha que va unida a la del hombre de su clase contra la clase de los capitalistas... El objetivo final de la lucha no es la libre concurrencia con el hombre, sino la conquista del poder político por parte del proletariado. La mujer proletaria combate codo a codo con el hombre de su clase contra la sociedad capitalista...”

                                                  

Clara Zetkin, Intervención en el Congreso de Gotha

 

 

Al pensar que “cada 3 días una mujer es asesinada en Colombia y cada 6 días sucede a manos de sus parejas o exparejas” [1], “52 mujeres fueron agredidas sexualmente al día durante el 2012 en todo el país y sólo en Bogotá, 9 mujeres sufren violación diariamente”, es posible reafirmar que la violencia de género es un hecho que actualmente se hace evidente en la sociedad. Y es que al día de hoy nos atrevemos a decir que no existe la discriminación hacia la mujer basándonos en que la mujer ha alcanzado una serie de reivindicaciones políticas como el derecho al voto, entre otras; pero es que la emancipación de la mujer no se queda ahí, está debe ir más allá, tanto mujeres como hombres debemos luchar por una vida digna de respeto mutuo, que solo podrá conseguirse en el marco de un nuevo modelo, debido a que en el capitalismo, el modelo actual, la discriminación es utilizada como herramienta para dividir a la sociedad y encubrir las diferencias de clase que en él se desarrollan.

 

La llegada del 25 de noviembre -Día Internacional en contra de la violencia hacia la Mujer– nos lleva a reflexionar en torno a este tema, el cual con el paso del tiempo intenta ser encubierto por medio de la legislación y los medios de comunicación. En el campo jurídico la violencia hacia la mujer representa dos grandes problemáticas: en primer lugar se encuentra la precariedad del acceso a la justicia por parte de las víctimas, pues los distintos ordenamientos jurídicos le imponen obstáculos para que no puedan interponer las denuncias y llevar a cabo el respectivo juicio de sus agresores, pues son los mismos agentes –abogados, jueces y magistrados- los cuales al no reconocer una perspectiva de género en su labor, actúan contra la victima; en un segundo lugar, están la legislación y la tipificación de los delitos, en donde no se llega a reconocer la violencia de género –como la violencia ejercida a la mujer por el hecho de serlo- sino que se lleva a reducirlo a la violencia intrafamiliar, la cual al darse en el entorno familiar que se presume privado del ciudadano, no recibe la protección suficiente por parte de las autoridades, además de permitir que se utilicen argumentos para defender al agresor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ha subvalorado, se nos ha tratado de brujas para borrar nuestros nombres de la historia, se nos ha tratado de incapaces y por consiguiente no se nos han reconocido los derechos, todo esto ha sido enseñado en los colegios, la historia que se enseña no reconoce la diferentes hazañas que realizaron grandes mujeres como Olympe de Gouges, que escribió la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana como respuesta a la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano de 1789, y Clara Zetkin, quien fue dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán y organizadora de su sección femenina, y promovió el 8 de marzo como Día internacional de la Mujer, el cual se ha convertido en algo meramente comercial.

 

“Nos liberamos gracias a que admitimos nuestra esclavitud, porque en ese reconocimiento están las razones para hacer nuestra lucha y para unirnos y organizarnos con otra gente.”

Silvia Federici

 

Como mujer, me siento orgullosa de serlo, pero así mismo reconozco los obstáculos que nos impone el modelo y que lastimosamente en el desarrollo de estos han participado muchas de nosotras, porque no se puede negar que muchas mujeres, que han tenido medios para poder llegar lejos, han configurado formas de opresión hacia las clases oprimidas. Es así como aunque el género nos une, la clase nos divide, debido a que este modelo busca desarrollar individuos en busca de su beneficio a costa de los otros. Por lo cual, se debe empezar una concientización en torno a la igualdad no sólo de hombres y mujeres, sino a una igualdad formal para toda la humanidad en donde se tumben aquellas diferencias de clase, por las cuales se sustentan el extractivismo, la colonización y la opresión en general.

Si bien es necesario luchar en contra de la violencia de la mujer, no nos podemos quedar allí; se debe luchar por un modelo en que los seres humanos –mujeres y hombres- seamos iguales y tengamos derecho a un respeto y a la igualdad que trascienda la formalidad y se materialice en la realidad.

Para cambiar nuestras condiciones de vida, debemos aprender a mirar a través de los ojos de las mujeres.”

León Trotsky

 

Camila A. Galindo M.

 

 


 

[1] http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/227135-violencia-contra-la-mujer-genera-altos-costos-a-la-sociedad

 

[2] LENIN, Vladimir. “Estado y revolución.”

La violencia de género como estrategia del modelo.

Noviembre 23 / 2013

Estas dificultades jurídicas son explicables al saber que el ordenamiento jurídico se desarrolla en el marco de un Estado, el cual a su vez es una herramienta de dominación de clase por otra, en donde se da la creación del orden que legaliza y afianza esta opresión [2], por lo cual se beneficia de la opresión y desprotección de la mujer. La opresión hacia la mujer no solo se hace evidente en la violencia de género también se observa en las diferencias en condiciones laborales, académicas y, dentro de la configuración y desarrollo de la familia.

 

Así mismo son deplorables las declaraciones que justifican las agresiones sexuales con excusas como la forma de vestir o comportarse. NADA JUSTIFICA UNA VIOLACIÓN. La violencia es un recurso de la desesperación, pero también en los últimos años se ha configurado como un arma de guerra, como una forma de demostrar el poder y la superioridad, las mujeres han sufridos los más atroces vejámenes en el desarrollo de guerras internas, en donde los diferentes actores utilizan a las mujeres para intimidar a la población. Pues desde la historia, se nos

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